Revelar una noche sin llamas
Justo que tenía un chasquido de estrellas en los dedos,
justo que me había puesto firme
en los pasillos que te evocan irritable,
justo...
que había vuelto a verte
sin rodear tantos misterios.
Justo que comía
del mismo plato que vos,
y sonreías por no llorar,
y me llamabas por no sofocar,
y te soñaba por no despertar.
Ahora me voy despacito,
casi sin que notes mi presencia,
casi sin que notes
que soplo un cuartito de viento
solo para ver tus párpados caer.
Me voy despacito,
contándote en secreto
(o en convención)
que salen verbos, sujetos y realidades
(ficticias u olvidadas)
tanto de mi boca
como de mis manos,
que creas o no,
que guardes o no,
que abras y cierres,
que encuentres o tropieces,
solo son caricias verdes y blancas
que buscan asilo sin tu firma
ni tu adhesión.
Vagan en rondas por tus silencios:
es tu criterio quién decide su paz,
su incongruencia
o su transición.
0 comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio