domingo, 6 de diciembre de 2009

Hoy soñé que reías

Hoy soñé que reías,
que todo el sol rompía escarcha en tu boca;
soñé que llamabas ,
insistías en lo alto de un muro
a gritos de niña
provocando tumultos, vuelos de gorriones,
y reías...

Había algo distinto en tus ojos:
un verano en el mar
caminando descalza y en libertad,
sin timbres, sin sombras,
un chupetín en tu mano
y el azúcar bordando tu paladar
te daba las gracias
por tanta amistad,
por tanto camino andado, arado
y sin embargo...
te rascaba el deseo
de lanzarte por un tobogán.

No había furia, ni compañías oscuras,
no había letras, ni vocinas, ni aviones
Estabas vos,
y vos era un término demasiado grande
que no servía para nombrarte.

Girabas tu cabeza y era noche
entonces allí yo aparecía,
para chistar mis dedos en tu frente,
para alisar tu entreceja
y revelabas algunos sueños
y decías, repetías hasta el cansancio
"sufro de honestidad en tu presencia"
quiero un manojo de globos gigantes,
azúles, violetas y verdes,
pá subir descalza y enloquecida
a visitar la isla de la luna,
pero te preciso en tierra
pá que puedas ser guardían
de mis tobillos.

No me creas...
No creas todo lo que digo,
soy mujer y a veces,
a veces también me asesino.

He de ser un transgresor:
no sirvo para asfixiar dos alas,
no puedo más que decirte
que el cielo es anónimo
y por eso tantos rostros amargos
cansados de invertir en bienes
y el sol ...
el sol se reinventa a diario,
como los átomos que tus manos palpan,
como el agua que en tu ombligo descansa
bajo la lluvia de magias que presento
y te obsequio,
e imaginas,
imaginas la gotita flotando en tu ombligo...
y ríes de solo pensarlo.

Hoy soñé que reías,
que un verso te rascaba la panza
que el mundo inhumano
hacía la paz en tu garganta
y yo caminaba,
caminaba en silencio
con la luz en mi espalda.

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