jueves, 2 de abril de 2009

Un préstamo sin pedir de "Inzona Magazine"

El caso es que navegando un poco por este mar de palabras sin rostro, me encontré con una definición de Dios que en nada se acerca a lo que yo pudiese haber escrito alguna vez.

Creo que aquellos que escribimos nuestras miserias y también nuestros paraísos tenemos la recurrente sensación de que nunca vamos a poder escribir algo tan o mejor que lo que hayamos leído de tal o cual escritor, y SI, hablo de ese tipo de letras haciendo el amor con oraciones que nos dejan perplejos, estupefactos, como un niño cuando ve por vez primera el mar o como cuando nuestras manos inauguran el cuerpo de una mujer.


El texto se lo debo a "Kutxi Romero" cuya publicación original es de la siguiente fuente:

http://www.inzona.es/carlos-chaouen-me-considero-alguien-que-hace-canciones.html

Espero que algún ojo buscando lo divino y también lo abstracto, pueda disfrutar tanto como yo de semejante buena definición, porque así como nadie ha podido aseverar jamás que los niños nacen con un universo de experiencias y luego van olvidándolas, tampoco se puede afirmar que los diccionarios sean los únicos guardianes de la definición.

Carlos Chaouen - Me considero alguien que hace canciones (11/12/08)

"Con este nuevo trabajo ya son cinco las piedras contra las que golpea Carlos Chaouen dejando muescas en ellas. Producido por él mismo y grabado en diferentes estudios entre Madrid y Valladolid, el redondo se abre con Amor vertical, que junto a Fuera del cielo y Retinas de alquiler, nos muestran al Chaouen primigenio, sin aliñar, desnudo y estremecedor que sigue erizando la piel sin pedir permiso. Su parte eléctrica y su labor a las guitarras muestran las encías en Equilibrio y se ofrece limpio como la luz en La vida tiene estas cosas, a pesar de saber que el sol todo lo ensucia.

En Báquica escena sigue buscando la receta del olvido sin peso en las alas y en Mal acostumbrado hace toda una declaración de finales cual cristo desclavado para pisotear los sombreros de una vez por todas.

En Destruido su voz se abre paso entre las aguas del estrecho y agarra las manos de ese mar que lo une y lo separa de su propio nombre.

En la abrumadora Comer acero, mastica despacio sin más cubiertos que el piano de Alejandro Martínez, hasta llegar a Astronomía y trampantojo, quizá la pieza más lisérgica que haya registrado nunca.

Acompañándose en esta ocasión por Juan Medina al bajo, Rafa Martín a las distintas percusiones y David de la Plaza a la guitarra eléctrica, programaciones, teclados y bajos ocasionales, los seguidores de Carlos estamos de enhorabuena, ya que ante este quinto disco del de San Fernando, no me queda sino reiterarme en mi opinión de que Carlos Chaouen es la poesía. La poesía como algo tangible; como yo la he entendido siempre. Como me gustaría que fuese. La poesía con rostro y manos. La que pellizca sin dejar marcas en la memoria. La que aguijonea pero no infecta. La que sangra y no mancha. La que discurre por las miradas de los que la amamantan, aun a sabiendas de que no son ellas las que la engendraron. La que se disfraza de vida y hiere de muerte los ojos de los hombres tristes."

Kutxi Romero

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